Me hice fana. Fana de faisbuc. Encontré un millón de amigos como en la canción de Palito. Pero no hablo en joda. Porque también es ser un poco fayuto eso de decir que el faisbuc es para oligofrénicos. Y también, que todo hay que decirlo, es bien pelotudo decir “que es una herramienta como cualquier otra”. Por ejemplo, un amigo mío no para de subir fotos de sí mismo con cabello. No se le pasa por el barulo eso de subir cosas actuales. Es un engañifa. ¿Está mal? Algo hay que comer. La realidad, la fucking puta realidad pasa, hoy por hoy, por faisbuc. Si no estás expuesto, no existís. Si no estás dispuesto a enseñar al mundo tu hermoso culo depilado, no te van a dar bola. Porque el idioma es diferente, porque el mundo pasa por otro lado. Porque el idioma ahora es mudo y plano. Y que te atrapan, te atrapan. Lo importante es exponerte. Y llenarte de pólvora para explotar como el más grande de los más putos petardos que recuerdes en tu puta fucking vida. Porque eso de ponerte un faisbuc y subir una foto tuya de espaldas. No. No va. No sirve. Porque si te subís a ese caballo, tenés que jugártela, vaquero, sino bajate. Pero acordate de lo que te voy a decir, no va a haber ningún payaso de feria ahí abajo para atajarte, ¿tamos? Y lo mejor de faisbuc es que te fuerza, te incita a ser original, a superarte. A diferenciarte de la horda que puebla la web. Y como nadie es original y los originales no pueblan faisbuc, las exhibiciones que gozamos son esas pequeñas miserias diarias. Esa abundancia desbordante de la mediocridad, multiplicada por mil. Mil millones de ojos observando en un microscopio atómico las mezquindades intrascendentes del mundo. Mil mil mil mil mil mil y mil mil putos fucking ojos mirando esa mierda diaria, hurgando, revolviendo la puta mierda. Las putas fotos, las fotos de todas esas yegüitas con ínfulas de modelos de pasarelas. Esos autorretratos que más que retratar una figura, incorporan la pobreza de un escenario tan real, tan nocivo en su pobreza, esas paredes con cables herrumbrosos, descascaradas, con ladrillos mohosos. Fotos arrebatadas a la noche, dentro de un baño sucio, con el lavatorio sembrado de restos de dentífrico, con alguna bombacha sucia colgada sobre un barandal. Imágenes que se tatúan para siempre en el inconsciente canceroso de nuestras pupilas. Y adjetivos y comentarios y muros. Muros de halagos, de vacíos, de fusilamientos e inmolaciones. Muro. Paredones de muerte. Dios. Porque yo podría subir este texto en el faisbuc y darle uso. Toda la parva de mis “amigos” apoyarían mi moción y me llamarían “genio sensible”. Me lo comentarían en el muro. En mi paredón de lamentos. Porque ahora lo importante. Lo fucking importante no es lo que uno es, sino lo que uno quiere que crean lo demás de uno. Y no lo expongo claro, porque me arden los ojos, porque estoy cansado y porque, vamos, en definitiva, esto no es nada más que faisbuc. ¿Y me hablan del Fin Del Mundo? ¿Me hablan de fin del mundo? ¿De fin del mundo cuando para hacer algo tan sencillo como recurrir a la seducción, debo, necesariamente hacer un gran rodeo y pasar por faisbuc a exponer mis miserias y devorar e indigestarme con las ajenas. Y ahí va una puta de pollera corta, con tanga, uno con gomina, lindo corte, lleva gafas, tiene moto. Es infantil. No se le para. Y aquel me aburre. Es intelectual. No, no es intelectual. Pero es artista. Artista. Pinta cuadro, dibuja lindo, dibuja lindo, tiene un alma sensible. Un alma sensible. Mata gente. La mata, la mata, la mata la mata la mata la mata la mata y la mata. Pero no. Porque no. Porque en realidad escribe para faisbuc. Porque odia faisbuc y es tan bobo que escribe sobre faisbuc y faisbuc le gana la mano. Y se le para y se la menea, menea, menea, menea porque está tan buena, la piropea la piropea. Si claro el conductor "tuvo" prsoblemas de alopecia pero ya no, segurisísimo bobo hijueputa
Coco
