jueves, 30 de agosto de 2012

Sueños para todos y todas



Hice una prueba: me tome una tregua conmigo mismo. Elegí dejar de quejarme por lo que no tengo y asumir mis condiciones de cara al futuro. Y me gustó. Asumí mi seborrea, mi buzarda, mi halitosis, mi micropene que combinaba eyaculación precoz con impotencia. Comencé a caminar el mundo sin pedir perdon y, a fuerza de asco y miedo, se me abrieron algunas puertas: oficinas, bibliotecas, anos.... puertas. 
Y en una de esas puertas, alguien me miraba con ojos de amor.
No puedo ser tan cobarde de escapar por siempre. No se si es suerte o solo una ilusión, pero ¿Sabés qué, pelado? Yo la vivo hasta el final. No te digo que no te suicides o no te hagas puto.
Solo te pido que no leas este post hasta el final. Solo te pido que ahora te sueltes la pija, te pares, abras la puerta y salgas al sol, a dejarte abrasar por sus rayos cancerígenos; A que te consumas en la batalla. Porque, pelado forro, si te dejas ganar por la tristeza, tu vida habra sido en vano. No dejes de saber que el mundo sigue y te invita a girar aunque no tengas pelo. Y si las cosas no te aceptan, si sos siempre un extranjero, si no hay ni una sonrisa para vos en algún rincón, entonces sí: te haces un chaleco de trotyl y te detonás en un jardín de infantes. Pero mientras tanto, te recuerdo las palabras del gordo gay de Gardel:

"No llore m'hijo. Crezca"



sábado, 25 de agosto de 2012

El pasado siempre fue mejor



Hoy estuve revisando un poquito el arcón de mis recuerdos y me encontré con esta foto tomada a mediados de los años '80. El rubiecito en cuero -perdición de los proxenetas- soy yo. Ajeno a mi futura desgracia había hecho una pausa, un domingo después de Año Nuevo, para comerme un sanguche de salame y volver luego a la pileta a disfrutar que el agua removiera mi cabello. Gracias, abuelito. 

Coco

domingo, 19 de agosto de 2012

Lo vienen rompiendo



  Desde hace unos días, los lectores, como niños con chiche nuevo, comenzaron a tentarse con la idea de cruzar el espejo. O sea, para decirlo sin eufemismos, hacerse putos.
  Es vox populi mi adhesión a esta clase pervertida. Adhesión que siempre me recordó a los perros encadenados tras su acto sexual, por lo que tiene de brutal a los ojos de muchos.
  Mi objetivo, al escribirles, es sencillo: pintarles un poco el panorama a aquellos que están hartos de darse la calva contra la pared heterosexual, que ha aprisionado sus sexos refulgentes a una pira de frustraciones y están ansiosos de obtener placer al precio que sea.
  La aversión es el primer sentimiento social con el que van a tener que lidiar. Acostumbrados a moverse en un ambiente hétero, su cambio de categoría, despertará una horda de enemigos que los despreciarán desde su orgullosa posición de machos alfas pilosos rompe conchas. El paso al costado –o hacia atrás- que darán, sólo podrá significar dos cosas para sus amistades: DEBILIDAD y FRACASO.
  No niego que pueda ser cierto, pero también es cierto que hay una cuota gigantesca de curiosidad, hartazgo, ansiedad y, sobre todo, necesidad.
  Un vez que comiencen a caminar por la senda de baldosas amarillas, a diferencia de su patética experiencia actual con el sexo débil, los hombres caerán por sí solos. Una antena secreta emitirá señales a esa especie de éter gay –sólo conocido por Charles Fort y adláteres- que atraerá sobre ustedes toda clase de mariposones nocturnos, dispuestos a brindarles los mayores goces que otorga la noche, la depravación y el olvido.
  Cierren los ojos y entreguen su cerradura a la portentosa llave de cabeza morada.

Coco

sábado, 11 de agosto de 2012

La raíz del mal




"El paso de los años no nos escatima indignidades" - Al Swearengen.
Pasada determinada edad algunos pueden sentarse, tirarse un pedo y llegar a la reflexión de que ya está, puedo bajar la persiana, mañana me revienta una venita en la cabeza y le cago la vida a mi familia lo que reste de mis días. Un lujo para los que de alguna manera se realizaron y ahora están tranquilos cuando el doctor les palpa la próstata; de hurgadores a hurgados de ano. Si hablo de los realizados me refiero a los que pasaron la curva de Kronch; el resto preste atención a lo que sigue. El único solaz que nos concedió la naturaleza es perder capacidad cognitiva a medida que nos deterioramos. Si hay suerte se llega a los últimos años bien pelotudos. Habría que preguntarse si vale la pena envejecer. Y acá me pongo serio: el pelado es modelo de lo que debería ser la vida de un hombre de inteligencia mediana; esto es, breve e intensa. Ya de temprano hay que agudizar todos los sentidos para mantener una mínima competencia. Miles de trampas de deflexión harto comentados en el blog, desde cagarse articulaciones haciendo pesas, usar falso encuadre en Facebook, cultivar personalidad hilarante y al palo todo el tiempo o muy comprometida e intelectual, alcohol y drogas para paliar depresiones, pajas, pajas y más pajas. La paja como medio de vida. Cagarse en todo ya que lo último que importa es ponerla. Un realizado nunca repara en ponerla. Desgaste y amarga conclusión. Llegada a ella es cuando hay que comprarse una moto de altísima cilindrada y entregarse a los brazos de la muerte que espera en esa curva que no agarraste bien a 280 km/h.

Si nuestro cuerpo se degrada más o menos al mismo tiempo en un vals decadente, ¡qué mejor evidencia de la inexistencia de Dios o su pésima planificación o su hijaputez que las cabezas desnudas de hombres recién entrados a la adultez!

Difícil ordenar los pensamientos. Concluyo que vivimos una vida más plena y somos superiores en todo al hombre con pelo salvo en lo principal y único importante. Nos queda de consuelo a aquellos que lo entendimos ahorrarnos la indignidad de volverse viejo.

Lic. Agustín Álvarez, quiero compartir algo lindo con vos.

martes, 7 de agosto de 2012

Que no te cojan

Para Adriana que todavía se pregunta cómo seguimos aquí, tres formas de penetración ovular (calva)

viernes, 3 de agosto de 2012

Maxim


Gracias al sempiterno onanismo de un lector fiel del blog nos enteramos que en el número de agosto de la revista Maxim nuestra web salió mencionada en la página 91.


No dicen mucho, pero algo es algo.



Queríamos compartir este efímero momento de fama con ustedes para que nos halaguen un poco y para que se les caiga, otro poco, el escaso pelo que les queda, a causa de la envidia.

Además de nuestra nota, salen cositas como éstas que a ningún caballero que se precie, debería interesarle.

Coco