Hice una prueba: me tome una tregua conmigo mismo. Elegí dejar de quejarme por lo que no tengo y asumir mis condiciones de cara al futuro. Y me gustó. Asumí mi seborrea, mi buzarda, mi halitosis, mi micropene que combinaba eyaculación precoz con impotencia. Comencé a caminar el mundo sin pedir perdon y, a fuerza de asco y miedo, se me abrieron algunas puertas: oficinas, bibliotecas, anos.... puertas.
Y en una de esas puertas, alguien me miraba con ojos de amor.
No puedo ser tan cobarde de escapar por siempre. No se si es suerte o solo una ilusión, pero ¿Sabés qué, pelado? Yo la vivo hasta el final. No te digo que no te suicides o no te hagas puto.
Solo te pido que no leas este post hasta el final. Solo te pido que ahora te sueltes la pija, te pares, abras la puerta y salgas al sol, a dejarte abrasar por sus rayos cancerígenos; A que te consumas en la batalla. Porque, pelado forro, si te dejas ganar por la tristeza, tu vida habra sido en vano. No dejes de saber que el mundo sigue y te invita a girar aunque no tengas pelo. Y si las cosas no te aceptan, si sos siempre un extranjero, si no hay ni una sonrisa para vos en algún rincón, entonces sí: te haces un chaleco de trotyl y te detonás en un jardín de infantes. Pero mientras tanto, te recuerdo las palabras del gordo gay de Gardel:
"No llore m'hijo. Crezca"